Y me llamaste mujer tibia, sin tocarte el corazón y mesura en tus palabras, todo por que estos labios no sucumbieron a las peticiones de tu boca. Que esperabas hombre necio de ideas absurdas, que por una de tus suplicas yo corriera a cumplirte tus caprichos. Solo déjame decirte que en mi alma no hay tibieza pues hasta Dios ha despreciado a quienes son tibios de espíritu.
Sin en mi personas no encontraste la pasión que esperabas es por que no hay amor para ti.
jueves, 22 de enero de 2009
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